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“Nunca rompas la armonía”. El Espíritu japonés se basa en la armonía, parece un contrasentido hablar de Armonía y Budo, pero solo lo parece. Budo es ritmo, armonía con todas las fuerzas de la naturaleza y del universo, dicho así parecería una frase mística, pero no es así. El Budo, el Karate-Do, es fluidez de movimientos, uno debe adaptarse a las circunstancias cambiantes del combate y, por tanto, con el ritmo apropiado para no llegar “antes” o “después” sino en el momento justo. Para lograrla, debe “unirse” al movimiento del contrincante, lo cual se puede definir como “entrar en armonía….
Esto es el karate-do, la actitud correcta que marca no solo el camino, sino la forma de comportarse y vivir dentro y fuera del dojo, porque las enseñanzas no solo se quedan en las cuatro paredes del dojo sino que deben convertirse en normas y modos de vida. No es solo una actitud durante el combate o el ejercicio de kata. Verlo así es no únicamente traicionarse al karate, sino traicionarse a sí mismo, traicionar el contenido del Budo y las enseñanzas de los Maestros, puesto que no sirve de nada, por ejemplo, mantener la armonía en el dojo, pero romperla fuera de él, en la vida cotidiana. Hay que poner el adecuado énfasis en las palabras de Mabuni: “Nunca” y ese “nunca” es toda la vida, en todo momento y en toda situación….
Fuente: Historia y Filosofía del Karate-Do / SEISHIN-KA
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