En la introspección se trata de llegar a estar relajado, encontrando tranquilidad interior y armonía. Se trata de separarte de todo lo demás que te rodea y liberar tu mente como un pájaro elevándose en el cielo. Lograr esta condición le permite a uno identificar y trascender las debilidades personales, condición indispensable para la honestidad y práctica metódica. Práctica inusual pero no difícil, el Karatedo enseña que la travesía hacia comprender el auto descubrimiento yace en el camino medio entre ambos extremos. Para alcanzar esta comprensión, el Karatedo emplea formas de meditación tanto estáticas como en movimiento (kata).

La preparación introductoria para el entrenamiento estático consiste en sentarse cómodamente en una postura perpendicular (una silla servirá muy bien), pero relajado, con las manos descansando juntas sobre el regazo y con los ojos cerrados. No se preocupe sobre qué pensar o de si hay algún mantra exótico que salmodiar. Simplemente deje a su mente divagar libremente y respire tranquila pero profundamente: inhalando a través de la nariz y exhalando a través de la boca; la técnica debe estar apoyada por una postura que permita movimiento del diafragma libre de obstáculos. Puede parecer una tarea bastante simple, pero muchos de ustedes puede que tengan gran dificultad para encontrar la paciencia de realizar incluso un ejercicio tan fundamental durante más de tan sólo unos minutos.

Sin embargo, tenga por seguro que los beneficios se manifestarán en unas pocas semanas de práctica regular. Puntos a recordar son que el ejercicio regular y el entrenamiento mental deben trabajar en armonía el uno con el otro preparándose para el siguiente paso. La paciencia es una virtud y yo le animaría a equilibrar su entrenamiento físico y mental con asimilación filosófica a través de la lectura de documentos antiguos que nos dejaron nuestros predecesores.

“Karatedo – Development, Essence & Aims c. 1995”
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Patrick McCarthy]