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Éste es el duodécimo precepto del Niju Kun del maestro Gichin Funakoshi, y trata sobre el estado mental con el que debemos encarar tanto el entrenamiento de karate, como un combate o la vida misma.
Quizás el mejor ejemplo que se puede poner para explicar este precepto sea la competición de karate o de cualquier deporte. En un torneo, sea del deporte que sea, no todos los competidores tienen las facultades físicas o la experiencia que les permitan salir victoriosos, de hecho, sólo puede ganar uno. La gran mayoría de competidores nunca llegarán a ganar campeonatos, pero si su estado mental es el correcto, su «derrota» puede ser beneficiosa para su aprendizaje, tanto de karate, como personal.
Un competidor al que se le inculca la idea de ganar sin tener las facultades para ello puede caer en el error de subestimar al resto de competidores, e incluso llegar a faltarles el respeto y perder la humildad. Además, lo habitual es que estos competidores fracasen en su intento de ganar el torneo, ya que no tienen facultades suficientes para hacerlo, y acaben decepcionados, llegando incluso a abandonar el deporte que practican porque sus expectativas eran mayores que la realidad de sus facultades, tanto físicas como mentales.
En estos competidores, lo correcto es inculcar la idea de hacerlo lo mejor posible, y dar el cien por cien de sus facultades físicas y mentales. Con esto se consigue que el competidor intente aprovechar todo lo que su cuerpo y mente le dan para conseguir el mejor resultado. Si el resultado obtenido está acorde o por encima de su nivel podrá decirse que la competición ha sido un éxito, aunque no haya obtenido el trofeo del ganador, en cambio, si no ha aprovechado sus cualidades y no ha obtenido el resultado adecuado, podrá decirse que ha fracasado.
Otro ejemplo podría ser un examen de matemáticas, hay personas que no están cualificadas para sacar la nota máxima, un 10, pero sí lo están para sacar 6 ó 7. Por lo tanto, todo lo que no sea sacar esa nota podrá considerarse un fracaso.
Este precepto nos presenta la idea de buscar mejorar nuestro nivel, pero sin compararnos con los demás, sino con nosotros mismos en el pasado, dar todo lo que tenemos para mejorar cada día sin buscar un resultado, pero teniendo en cuenta nuestros límites para intentar superarlos.
Además, hay un hecho fundamental que no debemos pasar por alto, cuando damos lo máximo de nosotros, el resultado no suele importar, porque aunque no se haya conseguido ganar la competición o sacar un 10 en el examen, nos sentimos ganadores, y sabemos que hemos marcado un nuevo límite que sobrepasar en el futuro.
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