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A medida que te haces mayor, hay una serie de cosas que se hacen cada vez más difíciles de encontrar. El nivel de forma física que una vez tuviste, la capacidad para recuperarte rápidamente de las lesiones, y la energía ilimitada que impulsaba el cuerpo de veinte años que llevaste una vez.
Pero envejecer no es del todo malo, ¡no señor! De hecho, si me dieran la oportunidad, no cambiaría el cuerpo en el que vivo hoy por el que tenía alquilado hace cuarenta años… no si eso significara perder toda la experiencia que he acumulado desde entonces. Puede que fuera bueno tener potencial hace años, pero es mucho mejor saber que has cumplido las expectativas.
Nunca demasiado ambicioso por naturaleza, ni propenso a los mismos deseos que comparte la mayoría, hace mucho que sobrepasé mis sueños en lo que respecta al Karate. Y por eso, he sido libre para ser sencillamente un karateka, en lugar de vivir mi vida representando el papel que tantos han escogido: el de líder. Siempre me ha parecido una ambición extraña, querer ser un líder, ya que insiste en acumular a otros que te sigan. Depender de otros nunca me ha parecido lo más inteligente. Que otros sigan tu ejemplo es una cosa… pero nunca deberías animar a otros a que “te sigan”… no es sano.
Es difícil encontrar a karatekas que simplemente practiquen Karate, es difícil encontrar personas sin ambición, es poco habitual encontrar a alguien que haya llegado a conocerse a sí mismo… pero siempre ha merecido la pena intentar encontrarles. No veo que existan muchas pruebas de que siguen existiendo senseis, sólo instructores. Tampoco encuentro pruebas de que existan alumnos, sólo seguidores. Veo “fans” y tipos que quieren “gustar”, oigo excusas y veo a aquellos que deberían tener más conocimiento amoldarse a los que no lo tienen. La integridad prácticamente se ha esfumado… como si el “camino” del Karate no fuera lo suficientemente difícil.
De todas las cosas que es difícil encontrar en el estudio de Karate, quizá lo que más falta sea… “sosiego”.
Fuente:
“Things that are hard to come by…”
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]
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