Sabrás que estás aprendiendo de un buen profesor… cuando te insista en que te enseñes a ti mismo. Por Michael Clarke

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Encontrar a alguien que realmente pueda orientarte en la dirección correcta cuando empiezas en Karate, a menudo es una cuestión de suerte más que de buena elección. Porque independientemente de lo que creas que ya sabes acerca del Karate antes de empezar, el entrenamiento serio revelará que, en realidad, sabías muy poco.

Como muchos otros, yo cometí el error de pensar que todos los instructores de Karate eran auténticos, conocían bien su arte, y habían sido autorizados por “maestros” japoneses (¿Quién sabe qué maestros?). Esa es la razón por la que habían podido abrir un dojo, y por la que estaban cualificados para enseñar… ¡Estaba equivocado!

Bueno… ¡No os precipitéis! No estoy cuestionando la capacidad para el Karate de los hombres en los que busqué instrucción; lo que digo es que, independientemente de quién esté respaldado por quién, lo que realmente importa es el carácter y la integridad del individuo a quien has confiado tu dirección para el futuro.

Durante los últimos 16 años, no he tenido un sensei de Karate, pero no he estado solo. Continúo apreciando el apoyo de una serie de senpai. Pero principalmente, todavía intento aprender las cosas que me enseñó mi último profesor. Todos mis profesores fueron (son) hombres buenos, buenos profesores, buenos karatekas.

Sabrás que estás aprendiendo de un buen profesor… cuando te insista en que te enseñes a ti mismo.