Alumnos… ¿Quién los necesita?

Cuando empezamos a entrenar no tenemos ningún problema con la idea de ser un alumno, pero para algunos, eso cambia una vez se ponen un cinturón negro alrededor de la cintura. Realmente curioso, pero justo cuando muchos en occidente creen haber dominado el Karate, y ser capaces de transmitirlo a otros, la realidad de la situación es algo bastante diferente. Así que, ¿cuándo dejas de ser alumno y empiezas a ser profesor? Por descontado, nunca dejas de ser un alumno, independientemente del grado o el título. Nunca dejas de aprender, ni de buscar, ni de tratar de mejorar, ni siquiera cuando el cuerpo ya no es el mismo vehículo dinámico que solía ser.
El otro día pensaba sobre mi papel como profesor de Karate, mientras atacaba mi desayuno de huevos con tostadas, y para mi asombro, me di cuenta de que ¡he estado enseñando Karate durante 30 años! Casi se me cae la tostada… “Eso es demasiado tiempo”, me dije a mí mismo, “demasiado”.
Pronto lo dejaré… Me refiero a enseñar Karate. No dejaré de entrenar, por descontado, eso sería un poco como no volver a salir de la cama por las mañanas, pero ya no aceptaré nuevos alumnos en mi dojo. Seguiré alegrándome de recibir visitas que vengan para un día, para un fin de semana, o incluso para una semana… Pero ya no estoy interesado en tener nuevos alumnos en el dojo que no pueden cuidar de sí mismos ni buscar su propio Karate sin mirar hacia mí en busca de permiso para dar su siguiente paso hacia delante.
Mi sensei, el difunto Eiichi Miyazato, me dijo una vez que estaba más interesado en ayudar a sus alumnos a desarrollarse hasta llegar a ser el tipo de personas que pudieran descubrir el Karate por sí mismas, en lugar de simplemente enseñar mil maneras de dar golpes y patadas… “Cualquiera puede aprender a dar golpes y patadas”, diría él. Como en muchas cosas, también tenía razón en eso. Muchos profesores de Karate con los que hablo actualmente creen seriamente que el Karate desaparecerá si ellos, y personas como ellos, no lo enseñan abiertamente al público. A juzgar por el estado de muchas escuelas “públicas” de Karate de hoy, tiendo a pensar ¡que ya lleva muerto bastante tiempo!