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Durante décadas, la enseñanza del Budo (artes marciales japonesas) fuera de Japón ha evidenciado numerosos malentendidos sobre su auténtica naturaleza.
Estas confusiones surgen principalmente por dos motivos:
A esto se suma la falta de corrección o guía cultural por parte de instructores japoneses, lo que perpetúa la desinformación.
Hasta la era Meiji, la palabra dojo se utilizaba para designar un lugar de entrenamiento budista.
Los espacios dedicados al Budo y al Bujutsu eran conocidos como keikoba, embujo o bukan.
Tradicionalmente, los nombres de los dojo incluían caracteres como 館 (kan), 塾 (juku) o 堂 (do), siendo “kan” el más común.
En Europa, sin embargo, es frecuente encontrar dojos con nombres que utilizan animales, insectos o elementos sin relación con la cultura marcial japonesa, lo que desvirtúa su sentido original.
Ejemplo de ello fue una sucursal llamada Yamabushi Dojo (“samuráis de la montaña”), denominación inadecuada, ya que históricamente no existieron samuráis en las montañas.
Ejemplos de nombres tradicionales y apropiados:
Estos nombres reflejan ideales filosóficos y valores humanos.
En contraste, en Europa se observan nombres como Rooster Dojo, Hummingbird Dojo, Mountain Samurai Dojo, Asahi Dojo o Cobra Dojo, alejados del significado cultural japonés.
Transmitir la cultura del Budo es tan importante como enseñar la técnica.
El error común radica en confundir kan (nombre del edificio o escuela) con dojo (lugar de práctica).
Por ello, los nombres apropiados son:
El término correcto para el uniforme es keikogi, aunque con el tiempo se popularizaron judogi, kendogi y karategi.
En el extranjero, se suele usar erróneamente la abreviatura gi, lo cual no es adecuado.
En las artes marciales clásicas (Koryu Bujutsu), incluso los principiantes deben vestir hakama desde el primer día.
Usar ropa deportiva común no es aceptable.
Debe distinguirse entre keikogi (para entrenamiento) y embugi (para demostraciones).
El uso del uniforme tradicional y el respeto por la etiqueta forman parte esencial del Budo.
Asimismo, los uniformes no deben dejarse en el dojo; deben llevarse a casa, mantenerse limpios y presentables, ya que reflejan disciplina y respeto.
Inclinarse al entrar o salir del dojo es una práctica universal.
Sin embargo, en muchos lugares se ha perdido el respeto interpersonal que debe acompañar esta costumbre.
El uso del saludo “OSS”, tan común fuera de Japón, no forma parte del Budo tradicional japonés.
Este saludo, aunque popularizado en ciertos estilos modernos, se considera inapropiado en contextos clásicos.
Saludos adecuados:
Las herramientas utilizadas en el entrenamiento deben ajustarse a las especificaciones de cada escuela.
El uso de implementos genéricos o producidos en masa contradice el espíritu del Budo clásico.
Cada estilo posee dimensiones, materiales y proporciones propias. Usar un bokuto comercial o un jo de madera inadecuada demuestra desconocimiento de la tradición.
El equipamiento debe, preferiblemente, fabricarse en Japón o mediante encargo artesanal, preservando los estándares de la escuela.
A diferencia del Budo deportivo, las artes marciales clásicas no contemplan competiciones.
El progreso se manifiesta a través de demostraciones públicas (embu).
En Japón, los hōnō embu se realizan como ofrendas a los dioses, combinando arte, disciplina y espiritualidad.
En Occidente esta práctica no es común, pero debería fomentarse como una forma de mantener vivo el espíritu samurái.
Durante el período Edo, un embu ante el señor feudal era considerado un gran honor.
Hoy, representa la continuidad de una tradición que une respeto, técnica y herencia cultural.
Todo instructor que desee enseñar artes marciales japonesas de forma auténtica debe estudiar el idioma japonés.
El conocimiento del idioma permite comprender la filosofía, los nombres de las formas y las enseñanzas más profundas del Budo.
Las palabras japonesas contienen significados que no pueden traducirse completamente a otros idiomas.
Incluso los japoneses requieren años para entender los antiguos densho (rollos de transmisión).
Un conocimiento básico del idioma ya posibilita una comprensión más fiel del arte y su espíritu.
“Si alguien dice ‘no puedo’, la respuesta debe ser: entonces esfuérzate hasta poder hacerlo.”
El Budo no se limita a la técnica: es cultura, disciplina y espíritu.
Transmitirlo correctamente implica respetar sus nombres, su vestimenta, su etiqueta, su idioma y sus tradiciones.
Enseñar artes marciales sin su contexto cultural equivale a despojarlas de su esencia.
El verdadero maestro no enseña solo a luchar: enseña a comprender.
Por la International Suigetsujuku Bujutsu Association
Traducción y adaptación: Karate y algo más