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¿Alguna vez fue el Karate pensado para ser una actividad de grupo?
En tiempos pasados, lo más frecuente era que los karatekas entrenaran solos con su profesor; o eso o en pequeños grupos.
Incluso cuando el Karate llegó a estar disponible para el público en general en Okinawa, el entrenamiento se llevaba a cabo en privado, en el patio trasero del sensei, o en lugares apartados donde era menos probable atraer la atención de otras personas. A años luz del enfoque actual hacia el Karate, eso seguro; pero, ¿cuál de los dos es mejor?… ¿El más reducido y cercano con tu profesor, o la experiencia más grande y menos personal en la que muchos se involucran hoy?
Supongo que todo depende de lo que busques en el Karate, e incluso en mayor medida, de lo que estés dispuesto a hacer para encontrarlo. Independientemente del enfoque que estés tomando, se necesita un sentido de claridad y honestidad para progresar hacia cualquier objetivo que esperes obtener con tu entrenamiento. Que tantos hoy sufran de una separación entre pensamiento y acción, es sin duda responsable de la general calidad y carácter mediocre de muchísimos karatekas. En un grupo, ¡puedes esconderte!
Oigo la palabra «Tradicional» divulgándose constantemente, pero ¿cuántos de los que utilizan ese término son lo suficientemente honestos como para admitir que su tradición todavía no tiene ni un siglo? ¿Cuántos practicantes de Shotokan, por ejemplo, creen que están haciendo el Karate de Funakoshi Sensei? ¿Cuántos practicantes de Goju creen que Miyagi Sensei reconocería sus katas como los patrones que él practicaba? Millones… ¡Millones de ellos!
El Karate no puede ser clasificado, sencillamente no es posible; tu Karate es tan individual como lo eres tú, es tuyo… Para bien, o para mal. No estás haciendo Shotokan, ni Goju, ni Wado, ni ningún otro nombre que te molestes en pensar, simplemente estás haciendo tu Karate… Bueno, o quizá no. De verdad, si no eres capaz de sacar la cabeza fuera de esa minúscula caja marcada como «estilo», estás destinado a no experimentar nada más que lo que experimenta un único animal dentro de su manada: también corre y salta, pero sólo en la dirección marcada por otros.
«Alone…in the company of others.«
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Qué maravillosa enseñanza. Hace 24 años, obtuve el cinturón negro, y descubrí amargamente que entonces era más fácilmente manipulado por los «directivos» o «responsables» de mi organización de karate. Su única preocupación era vigilar que asistías a los stages (que debías pagar obligatoriamente) para luego ver como en los cursos de evolución hacían reproches de modificaciones en técnica dictadas en este o aquel stage, todo ello para obligarte a pagar y pagar y hacer un buen negocio. Me desagradó tanto que dejé la práctica del karate. Hoy, 24 años después empecé a entrenar por mi cuenta con un grupo de 6 personas. Ahora estoy aprendiendo karate…