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Hay cierta polémica en cuanto, si se busca un profesor de Karate, que es lo que se busca, (valga la redundancia), para impartir clases de este arte marcial. Algunos de los problemas, a no decir muchos, de actitud y falta de profesionalismo radica en que el 90% de los instructores actuales son jóvenes menores de 28 años con una experiencia nula de la vida pero con un record deportivo de respeto, estos instructores no son maestros de ninguna manera se trata solo de entrenadores o instructores deportivos que solo enseñan lo que su muy limitada experiencia conoce -en este caso la competición-.
Hay la tendencia en creer que si se es buen competidor se puede ser un maestro de Karate lo cual es totalmente falso. En algunos países las asociaciones deportivas regulan a estos “maestros” con el titulo de “Entrenadores Deportivos”, ser maestro es otra cosa, en Japón para poder tener derecho a fundar un Dojo se debe tener el 5o. Dan y una edad mínima de 45 años, los instructores más jóvenes no están solos y no tienen Dojo propio, están apoyados y regulados por otros de mayor rango y edad o imparten clases en los Dojos de estos veteranos.
Ser un maestro de Karate no significa solo demostrar una gran habilidad técnica o impresionantes méritos deportivos o un gran curriculum competitivo, sino tener experiencia en la vida y conocer el funcionamiento del cuerpo humano, en qué dirección queremos enfocar la enseñanza de este arte marcial, sino entonces que conocimientos podría transmitir a los cientos de jóvenes que lo siguen. Una forma de vida y unos valores, que dan a entender el verdadero camino del Karate-Do, que no sólo es competición y ganar trofeos, es mucho más…es una doctrina a seguir de valores y sobre todo de rechazo a al violencia, encaminada a la absoluta defensa del practicante.
Hay personas que se hacen llamar “maestros de Karate” en donde no se tiene apenas respeto por el propio cuerpo y no se enseña mas que hacer daño al prójimo, recordar que si se hace la técnica de Karate sin las profundas enseñanzas de la experiencia de la vida y de sus valores esenciales en una sociedad, no se realiza Karate se está fomentando la violencia.
De ahí la importancia, a mi humilde modo de ver, del Karate tradicional sobre el deportivo. Desgraciadamente en muchos centros de formación y, lo que es más grave, en centros de educación infantil se está impartiendo lo segundo, el Karate deportivo, aunque éste desde luego está siempre bien enseñarlo y enfocarlo a un colectivo tan competitivo como es el infantil, pero se fomenta su base… un error.
Aunque hay excepciones, yo no confiaría mis hijos a un joven competidor en un Dojo comercial que no este asesorado por nadie, sobre todo si este joven aun compite o es campeón. Sin lugar a dudas, soy más tradicional en la enseñanza y el aprendizaje del Karate-Do…siempre he sido así. Así pues, siempre romperé un lanza a favor del Karate tradicional de Okinawa.
Autor: Javier García
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