Un lugar para el karate deportivo, karate de dojo, arbitraje, entrenadores, atletas, historia, filosofía, técnicas , tradiciones y educación física .
Hoy en Okinawa, muchos instructores avanzados de Karate dedican su tiempo a intentar entrar en el Libro Guinness de los Récords y tener su foto como sello postal. Puede que parezca que es algo muy bueno, para difundir el Karate por el mundo, pero ¿realmente cree alguien que hoy existe algún lugar del mundo que no lo conozca ya? ¡Bruce Lee resolvió ese problema hace más de cuarenta años! Además, está muy claro que, cuanto más se ha difundido el Karate, más delgado se ha vuelto. Hasta hoy, donde los perezosos, los que están en baja forma y los mal informados, todos ellos se denominan así mismos «karateka».
Mientras tanto, en Okinawa, el actual cultivo de «maestros» de Karate sigue creciendo. Pero es interesante darse cuenta de que, con su consentimiento, el Karate deportivo que mueve mucho dinero es recibido con los brazos abiertos. Con su consentimiento, se hacen tratos exclusivos con editores extranjeros de revistas para colocar sus imágenes en la portada y hacerles famosos. Con su consentimiento, cualquiera puede entrar por la puerta del dojo, dejar su dinero, y hacerse una foto al final. Con su consentimiento, puedes reservar unas vacaciones de Karate y conseguir que te enseñen (¿algo?). Con su consentimiento, se reparten grados como invitaciones a una fiesta y, mientras «sigas el juego», te soportan sin problemas.
Puede que el Karate en Okinawa no haya muerto, pero yo creo que está herido de muerte (¿o debería decir de «moralidad»?). Por mi trabajo, he pasado tiempo con muchos de los «maestros» de las imágenes. Para sus fans, que les adoran, todo lo que hacen está bien, pero para alguien externo al rebaño a menudo adoptaban una imagen distinta; un cambio de carácter que el principio me impactaba, pero lamentablemente, ¡me acostumbré! Nunca me ha gustado ver a alguien alardear, tampoco me convencían las cosas que me contaban «extraoficialmente», tras pedirme que dejara de grabar. En todo caso, me sentía avergonzado de verme en esa situación, escuchando sus «secretos».
Hay quien piensa que cualquier cosa que hagan los instructores okinawenses de Karate para promocionar su arte, está bien. Yo no lo veo así. En mi opinión, el ejemplo que están dando muchos prominentes practicantes de Karate okinawense de hoy deja mucho que desear. Sin duda conseguirán su banal deseo de ser recordados, pero no serán recordados del mismo modo que lo son las generaciones anteriores de karatekas. Se conocido es una cosa, por lo que se te conoce, es otra. Todos estos instructores de Karate podrían haber dicho que no cuando se les pidió que prestaran su imagen para ese marketing mezquino y superficial… Pero no lo hicieron.
Espero que tuvieran una buena razón… Bueno, ¡por lo menos alguna razón!
Fuente:
«In the race to the bottom, the winner is…»
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]
Para comentar debe estar registrado.