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KIME

Kanazawa GyakuZuki

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Tantas y tantas veces se ha hablado sobre el Kime, estas son algunas de las conclusiones que circulan por Internet.

Kime (極 め) significa «conclusión / final» y es el término que se utiliza en Karate-do para hacer referencia a la energía, fuerza o potencia que el karateka debe ser capaz de aplicar en sus técnicas. la fuerza es muy importante, sin ella las técnicas no tendrían eficacia alguna.

Literalmente, su significado es el de “decidir”, y hace referencia a la capacidad para atacar o defenderse sin titubeos y, lo que es más importante, terminar el ataque o la defensa con rapidez de decisión y convicción.

Si el KIAI es la forma de proyectar la Energía «KI» a través del grito, el KIME lo es para proyectar el KI con la ayuda del cuerpo, concentrando toda la fuerza física y mental en el instante final.

Es el paso de la relajación a la contracción de los músculos, en el momento del impacto. Como decía el Maestro Egami, relajación-tensión, de 0 a 100. Y como nos recalcaba el Maestro Harada en San Sebastián cuando el golpe haya detenido su trayectoria, la energía continuará traspasando la barrera física. Cuando se lanza un golpe es muy importante realizar el recorrido de todas las técnicas en total relajación de la musculatura implicada en la ejecución , consiguiendo así una mayor velocidad y explosividad de movimiento, a la vez que evitamos el cansancio prematuro, pues gastaremos menos energía durante el trayecto, pudiendo aplicar la máxima eficacia de la técnica en el impacto.

El cerebro manda la orden de ataque, con lo que el movimiento se desencadena a partir de una contracción muscular máxima de los músculos implicados en el movimiento. Esta contracción ha de ser explosiva, o sea, ha de producirse en un intervalo de tiempo mínimo -unas décimas de segundo-. En este punto hay que tener en cuenta cuál es la musculatura directamente implicada en la técnica a realizar e identificar los músculos agonistas -los que hacen posible el movimiento; en el caso de un tsuki o golpe directo, el tríceps-, los antagonistas -los que se oponen al movimiento; en el caso del lanzamiento de un puño, el antagonista es el bíceps, que ha de estar relajado para no restar velocidad y efectividad a la técnica- y los sinergistas, que colaboran con los agonistas en la realización del movimiento -en el ejemplo que nos ocupa, los sinergistas son los músculos del pecho y el dorsal que ayudan al movimiento de lanzar el puño.

Una vez el puño se ha lanzado, la musculatura del brazo se relaja. Esto hace posible una velocidad máxima para el brazo, que redunda en un aprovechamiento más efectivo de la técnica. Una vez alcance su destino, la máxima extensión del brazo coincide con una contracción máxima de la musculatura implicada. Ésta ha de durar el tiempo suficiente como para permitir que la energía del golpe se transmita a nuestro oponente, ya que no olvidemos que al golpear contra algo con una fuerza determinada ese algo nos devuelve una fuerza igual pero de sentido inverso a la que hemos aplicado.

Por consiguiente, si una vez aplicada la técnica la tensión cesa en ese mismo momento, parte de la energía del golpe se perderá, mientras que si se mantiene la contracción máxima durante unos instantes se logra un doble efecto de la técnica y la transmisión completa del Kime. No hay que olvidar que, para un perfecto aprovechamiento del Kime, es necesario llevar el brazo contrario al hikite, de modo que coincide el momento de aplicación del Kime con la llegada del puño contrario al hikite. En Karate, el entrenamiento en las Artes Marciales es exigente y sirve para fortalecer el cuerpo.

Sin embargo, la «fuerza bruta» no es suficiente. Si únicamente se fortalecen y utilizan los músculos, y todo depende de la fuerza física, una persona pequeña o más débil nunca podría vencer a otra físicamente más fuerte. ¿Por qué un practicante de Artes Marciales puede ser capaz de vencer en un combate a una persona físicamente más fuerte?… Pues por su mayor experiencia y dominio de las técnicas de defensa y ataque, y porque a pesar de no tener músculos tan fuertes, sabe utilizarlos correctamente, y aplicar así la fuerza de todo el cuerpo, sacando el máximo partido a la fuerza de que dispone. Los tres elementos fundamentales para conseguir generar y aplicar la máxima potencia en las técnicas son:

•Posición firme.

•Giro de cadera.

•Respiración.

Las Artes Marciales pretenden ir más allá de la fortaleza física y hacer que el individuo llegue a dominar la energía interna del cuerpo. Los músculos se debilitan a medida que el cuerpo envejece, pero los Grandes Maestros, en edades avanzadas, han conseguido tras años de entrenamiento adquirir un dominio de la energía que les hace ser claramente superiores en fuerza, más fuertes incluso que los practicantes más jóvenes, en plenitud de sus facultades físicas.

En Japón se cree que la fuente de esta energía es el hara, el vientre. La clave principal para lograr generar este poder está en la respiración. No es algo en absoluto fácil de alcanzar, se trata de una de las metas más elevadas del Karate-do.

Fuente original: http://karatecolindres.blogspot.com

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Esta entrada fue publicada en 11 diciembre, 2016 por en DIDÁCTICA y etiquetada con .

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