Un lugar para el karate deportivo, karate de dojo, arbitraje, entrenadores, atletas, historia, filosofía, técnicas , tradiciones y educación física .
Para aquellos que no estén familiarizados con la lengua japonesa escrita, el kanji de la imagen reza: dojo. Traducido normalmente con el sentido de «Lugar del Camino», existen otros significados en cada carácter que, al reflexionar sobre ellos, pueden ofrecernos una oportunidad para ver más allá de lo obvio. Deberías intentar esto con los kanji de vez en cuando, y ver a dónde te lleva; te sorprenderá con cuánta frecuencia te pierdes en tu propia ignorancia, ¡a mí me pasa!
Para los karateka el dojo no es simplemente un gimnasio, pero tampoco es un templo. Es un lugar al que acudimos para aprender y practicar nuestro arte marcial. Pero también vamos allí a aprender sobre nosotros mismos, a descubrir el verdadero estado de nuestro carácter por medio del lento descascarillarse de nuestras imágenes proyectadas. Es un proceso al que la mayoría da la espalda mientras mantienen la creencia de que aún están involucrados en entrenamiento de Karate tradicional. Pero mira, si todo lo que deseabas del Karate era convertirte en un duro luchador callejero, aún tendrías que someterte a un entrenamiento que te despojara de tu inflado ego y revelara el crudo y salvaje púgil que hay dentro; la persona capaz y dispuesta a arrancar los ojos de alguien simplemente por mirar demasiado a tu pareja.
El entrenamiento de Karate tradicional no te llevará ahí. Si sigues en él durante el tiempo suficiente, te llevará a un lugar distinto, un lugar donde el buen sentido común anula al mal juicio, y la vida que llevas te separa de gran parte del drama que da lugar a la violencia que se ve en las calles de las ciudades por todo el mundo. Dicho esto, sería un error pensar que el entrenamiento de Karate solamente hará lo que sea por cualquiera. Es el individuo el que hace de su Karate lo que es; también en gran medida, hace de su vida lo que es. Tú haces que tu Karate funcione, ¡o no lo haces! Tú das contenido a tu vida, ¡o no se lo das! Así que, demos crédito donde es debido: al dojo por proporcionarnos un lugar para aprender sobre nuestro arte y acerca de nosotros mismos, y a nosotros mismos por tener el valor y el compromiso para continuar cuando los tiempos son difíciles; a nuestros profesores que muestran infinita paciencia guiándonos cuando nos perdemos, y a aquellos cuya sabiduría «tomamos prestada» cuando compartimos los frutos de su investigación.
Todas las cosas que he mencionado aquí merecen que les demos su justo crédito, porque si fallamos al hacerlo, podemos encontrarnos con que nuestro ego nos ha engañado, una vez más, en la creencia de que tenemos mucho más conocimiento y capacidad de lo que realmente es.
Fuente:
«Credit Where Credit’s Due»
Traducción al castellano: Juan Luis Cadenas de Llano Bajo [Con la autorización de Michael Clarke]
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