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Dicen que el Budo es el «Camino de las artes marciales», pero seamos honestos… ¿Hacia donde va ese camino? En teoría ése el camino que recorrían los samurai para llegar a ser quienes fueron, pero si recapacitamos un momento… Ya no existen los samurai, las artes marciales o artes de guerra van camino de convertirse en deportes más o menos vistosos y quienes desean practicar deportes de lucha y contacto, lo hacen vía las llamadas MMA.
Esto ocurre por la inconsistencia de la mayoría de los llamados Maestros, quienes unas veces no tienen nada que enseñar, otras no saben hacerlo y otras solo buscan discípulos que digan amén (Oss u Osu es lo adecuado) a sus ocurrentes frases de iluminado. La tradición japonesa es totalmente desconocida y te encuentras de repente con que alguien que dice ser el más tradicional solo se disfraza de monje y suelta un chorro de palabras en un idioma que parece japonés. Los hay que reivindican la tradición y para ello no dudan en usar todo tipo de métodos, sistemas, entrenamientos, técnicas y tecnicismos absolutamente modernos y occidentales, eso sí, el respeto y la sumisión marcial, propia del ejército, que no falte, por aquello de la tradición, claro. Tambien existen los talibanes de la tradición: como esto fué así, así debe ser, no importa que la sociedad y la ciencia hayan avanzado, sigue así porque ha sido toda la vida.
Uno se encuentra con gente verdaderamente inculta, que ni siquiera sabe expresarse adecuadamente, que comete faltas elementales de ortografía y mezcla sin ton ni son tecnicismos con nombres exóticos, como el Ki, Hara, Kime… en fin, el vocabulario es muy amplio, pero cuando alguien les pregunta por el significado de esos términos, las explicaciones son propias de adictos a la New Age con toda la carga de psicotrópicos sintetizados encima, aunque ni siquiera sepan qué es un psicotrópico.
Lo cierto es que si, El Budo es un camino, lo único que hay que descubrir es la meta, porque si no, pues andas de acá para allá, sin rumbo y cuando te quieres dar cuenta, estás en el limbo de los justos, promulgando unos paradigmas propios de algún iluminado gurú que alcanzó la iluminación a golpe de talonario.
La meta es sencilla: vencerse a sí mismo pero no en el sentido metafísico, sino vencer tus miedos, tus debilidades y hacerte una persona fuerte… mentalmente. Es decir, convertirte en un sabio, en una gran persona
Autor: El cuervo (Karasu 烏) es Cayetano A. Sanchez.