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Hace ciento treinta años, nació Miyagi Chojun Sensei. No fue nada importante en realidad, fue uno de los muchos nacidos ese día en Okinawa. Su destino era llegar a ser un karateka mundialmente famoso, aunque él nunca aspirara a eso; no obstante, sabemos cómo son las personas, si no pueden hacer algo bien ellos mismos, buscan a su alrededor alguien a quien adorar, y después aseguran ser seguidores cercanos.
Cuando Miyagi Sensei falleció el 9 de octubre de 1953, había vivido una vida que pocos envidiarían; sufriendo la muerte de dos hijas, Tsuneko y Shigeko, además de perder a su alumno avanzado Jin’an Shinzato en la completa devastación que sepultó Okinawa durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Con tanto de lo que se centra normalmente en Miyagi ignorando al hombre, y viendo sólo al karateka, no es de extrañar que tantos hoy tengan una idea muy extraña de quién era.
Cuando murió, en octubre de 1953, sólo tenía un puñado de alumnos entrenando con él en su jardín; pero en unos pocos años, habría muchos miles fuera de Okinawa reivindicando su Karate. Gogan (sic) Yamaguchi en Japón afirmó rápidamente que él era el sucesor del Karate de Miyagi, pero actualmente ningún karateka serio acepta su historia. Además, no hay más que observar la dirección que ha tomado la escuela de Karate de Yamaguchi para apreciar cuánto se han apartado del Karate de Chojun Miyagi.
Chojun Miyagi nunca concedió un grado a nadie, nunca nombró un sucesor, y nunca tuvo más de un puñado de alumnos entrenando en su jardín en cualquier época. Por lo tanto, sólo puedo sorprenderme por la profundidad de la inseguridad que debe existir en las mentes de aquellos, en Okinawa y alrededor del mundo, que insisten en utilizar el nombre de Miyagi Sensei para respaldar su Karate. Si eres sincero en tus esfuerzos por entender la naturaleza de Miyagi además de su Karate, entonces creo que se puede decir que eres su sucesor.
La historia queda escrita por aquellos que la escriben, y pocas veces por aquellos que la hacen. Miyagi pasó gran parte de su vida investigando el Karate, estaba intentando hacerlo suyo, entender no sólo qué y cómo hacía las cosas que estaba haciendo, sino lo que quizá es más importante: por qué las hacía. En este día, quizá todos aquellos que lean esto y utilicen el término Goju-Ryu para reafirmar su Karate, deberían pensar en su verdadera naturaleza. Si afirmas tener una conexión con Chojun Miyagi, al menos ten la integridad de estudiar su carácter y su vida, además de los métodos de entrenamiento que desarrolló, y ten la fortaleza de carácter para desarrollar tu propia comprensión del Karate que él dejó atrás.
En los parámetros del Goju-Ryu hay espacio para la interpretación y el crecimiento personal; pero, (medio) recordar unos pocos katas, y unos cuantos bunkais sofisticados, no te convierte en estudiante de Goju-Ryu, ¡independientemente del grado que afirmes tener!
Fuente:
«In the name of the Father…»
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]