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En Okinawa, se puede ver monjes viviendo su vida diaria . A menudo tienen un aspecto calmado pero centrado mientras se mueven discreta pero deliberadamente a través de la gente. Es como si fueran conscientes de que suceden muchas «cosas» a su alrededor, pero no dejan que eso interfiera o les distraiga de lo que están haciendo.
A menudo seria deseable que más karatekas pudieran adoptar esta manera de pensar… Es decir, que mantuvieran su mente centrada en lo que tienen que estar haciendo, en lugar de mirar lo que está haciendo el resto del mundo. Cuando añades a eso pensamiento defensivo y la necesidad de tener razón siempre, no es de extrañar que el karateka promedio se quede muy atrás a la hora de demostrar el mismo tipo de autocontrol que se desea.
Manteniendo tu mente en sintonía con las cosas que necesitas hacer en la vida, con las cosas que te hacen feliz y te proporcionan oportunidades de progresar, es bastante posible dejar que el resto del mundo (de Karate) siga con lo suyo. Por supuesto, tienes que tener cierto nivel de madurez como karateka, y ahí está el problema… La mayoría de la gente que enseña y entrena Karate actualmente están tan perdidos en el ruido y la industria de la vida como las personas que pasan a toda prisa por al lado del monje en su tranquilo paseo por el mercado.
Fuente:
«Eyes Front and Centre…»
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]
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