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Muchos estilos tradicionales de Okinawa utilizan posturas más altas y patadas bajas. Ajustar tus posturas con el paso de los años no significa retroceder, sino volver a las raíces.
En Okinawa es común ver Karateka mayores, incluso octogenarios, ejecutando katas con fluidez, serenidad y precisión. Sus movimientos son relajados, su tensión muscular es mínima y el Kime no se exagera.
El Karate fue concebido como un camino para toda la vida, no como una carrera de desgaste.
Con la edad llegan cambios fisiológicos naturales: el corazón reduce su capacidad de contracción y la frecuencia cardíaca máxima disminuye. Por ello, debe evitarse el esfuerzo excesivo.
En el dojo, esto se traduce en menos repeticiones y mayor calidad técnica.
No es razonable que alguien de 60 o 70 años siga el mismo programa que un atleta de 25.
El punto de agotamiento es diferente y el exceso de repeticiones puede resultar más dañino que beneficioso.
👉 Entrenar con conciencia, precisión y equilibrio es la clave.
El sudor ayuda a enfriar el cuerpo, pero con el paso de los años la capacidad de transpiración también cambia.
La deshidratación ocurre más rápido y es esencial reponer líquidos, minerales y electrolitos antes, durante y después del entrenamiento.
En Japón, hace solo unas décadas, beber agua durante la práctica estaba mal visto —una regla rígida de los viejos clubes de Karate—. Hoy, ese tabú carece de sentido.
El Karate moderno comprende que rehidratarse es vital para la salud y la seguridad del practicante, especialmente en climas cálidos.
🫗 Descansa, respira y bebe: el cuerpo también es parte del Do.
Con la madurez, surge una nueva comprensión: ya no se entrena solo por hábito, sino por propósito.
Como dijo el violinista Isaac Stern:
“Tocar buena música no se trata de cómo tocar, sino de por qué se toca.”
Cada técnica, cada kata, cada respiración debe tener sentido.
Cuando el practicante se enfoca en el “por qué”, su Karate cambia de naturaleza:
se vuelve más consciente, introspectivo y armonioso.
Ya no busca la perfección externa, sino la conexión interna.
Entrenar kata a cámara lenta o en flujo continuo, al estilo Shotokai, ayuda a regular el Ki-flow, equilibrando cuerpo y mente según los principios de la medicina tradicional china.
Incorporar prácticas suaves como Qigong o Taijiquan mejora la coordinación, el equilibrio y la energía vital.
A medida que pasan los años, el Karate debe volverse más interior, más espiritual y más consciente.
El maestro Kanazawa Soke lo expresó con claridad:
“Es el Ki, el Kiryoku, quien dirige tu Karate.”
La verdadera salud, según la filosofía oriental, se alcanza cuando la energía fluye libremente, sin bloqueos ni tensiones.
Ese es el Karate de la longevidad, de la serenidad y del equilibrio interior.
🖋️ Prof. Dr. Wolfgang Herbert
Traducción y adaptación editorial: karateyalgomas.com