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La salud bucodental incide de manera directa en el bienestar de nuestro cuerpo. Patologías o enfermedades de la boca derivan, si no son tratadas a tiempo por un especialista, en complicaciones mucho más graves que pueden afectar a diversos tejidos y órganos, y para los deportistas pueden ser la causa o la explicación de problemas como lesiones y dolores inexplicables, cuyo origen se encuentra en un sitio tan lejano, tan distante, como la boca, y que no se suele asociar con la lesión. Pueden pasar meses, o incluso años con un dolor crónico o lesiones sin curar por completo, cuando la solución pasa simplemente por curar una caries o tratar una oclusión incorrecta. No es ninguna tontería, diversos estudios demuestran que determinadas lesiones articulares y musculares son consecuencia de focos infecciosos dentarios y/o paradentarios (tejidos circundantes al diente).
Los deportistas profesionales cuentan con equipos médicos multidisciplinares compuestos por profesionales especialistas en todos los campos pero, en la mayor parte de los casos, no hay ningún odontólogo entre ellos. Pueden cuidar su salud general, conocer sus pulsaciones al detalle o vigilar su índice de grasa corporal diariamente, pero sólo miran los dientes cuando duelen o no encuentran explicación a determinadas lesiones.
9 Consejos para la salud bucodental del deportista:
1. Evita las bebidas energéticas: Son muy ácidas, lo que provoca un deterioro irreversible en las piezas dentales debido a los daños en el esmalte y al aumento de la sensibilidad. Si las tomas, espera una hora antes de cepillarte los dientes, de lo contrario el ácido se extiende y aumenta su acción erosiva.
2. Soluciona el bruxismo: Es una acción inconsciente de rechinar o apretar los dientes intensamente y se considera el reflejo de la tensión nerviosa en la boca, se trata de una de las patologías más comunes y ha aumentado un 30% en el último año. Se soluciona fácilmente mediante una férula de descarga personalizada y unos masajes en la mandíbula para reducir el estrés. Se debe vigilar especialmente el bruxismo al realizar determinadas actividades, como el levantamiento de pesas, por ejemplo, que potencian que se aprieten los dientes. El bruxismo conlleva sobrecargas y contracturas en la zona cervical y musculatura trapezoidal, desgaste y rotura de dientes, además de cefaleas, insomnio y dolores de mandíbula, cuello y hombros.
3. Protectores bucales: Reducen drásticamente el riesgo de sufrir rotura de piezas dentales y lesiones en la mandíbula y en la articulación temporomandibular. A pesar de que la mayor parte de los deportistas no utilizan estos protectores –salvo en algunos deportes en los que son obligatorios como en el boxeo–, se recomienda su uso a todos aquellos que practican deportes en los que haya contacto o riesgo de caídas. Además de proteger, obligan a mantener la boca en una posición correcta.
4. Vigila tus caries: Una simple caries puede derivar en problemas más graves en otra parte del cuerpo, con especial atención a micro roturas y roturas fibrilares, además de lesiones articulares. Si la caries no se trata a tiempo, las bacterias acceden al torrente sanguíneo a través del nervio dental y pueden originar focos de infecciones secundarias, difíciles de diagnosticar y de tratar sin los medicamentos adecuados.
5. Acude al dentista con regularidad: Sin que te duela nada, sólo para realizar limpiezas periódicas y cuidar la higiene diaria. Una limpieza cada seis meses incide de manera directa en la salud de nuestra boca y ayuda a evitar problemas. El tiempo es el factor determinante y la prevención la mejor cura.
6. ¿Cómo encajan tus dientes?: Una oclusión incorrecta provoca desequilibrios y dolores musculares en el cuello y en la espalda. La fase de masticación consume más energía de la necesaria, lo que sobrecarga determinados músculos que no deberían realizar ese trabajo, o no deberían realizarlo de una manera tan intensa. Además, si las piezas dentales no encajan, las fuerzas que ejercen los dientes entre sí provocan que se descompense la musculatura relacionada con la articulación temporomandibular, que es el origen de cada vez más problemas y dolores que no se diagnostican fácilmente.
7. Gingivitis y periodontitis, los mayores enemigos: La salud bucodental depende de los dientes, pero las encías son tan importantes como éstos. La gingivitis, que provoca el sangrado tras cepillarse o masticar alimentos duros es la fase previa a la periodontitis, que desencadena la pérdida de hueso y piezas dentales, así como la retracción de las encías. Las bacterias pueden acceder al torrente sanguíneo en cualquier parte del cuerpo, pero la resistencia de la piel y el vello se lo impide. Sin embargo, la encía es uno de los tejidos más propensos a la acumulación de bacterias y microorganismos perjudiciales, así como más “permisivo”, lo que facilita el acceso de las bacterias a los capilares y vasos sanguíneos. Además, el sangrado permite a las bacterias acceder sin ningún tipo de impedimento al torrente sanguíneo. Los estudios demuestran relación entre la inflamación de encías y el sangrado con las enfermedades cardiovasculares, la fatiga y el envejecimiento.
8. Dieta, cuidado con los carbohidratos: A pesar de sus beneficios fuente de energía para la práctica deportiva, la ingesta continuada de los alimentos ricos en azúcares perjudica la salud de nuestros dientes y encías, puesto que estimula la formación de placa bacteriana. Si dicha placa no es removida adecuadamente con el cepillado, provocará gingivitis y/o caries. Procura que tu fuente de carbohidratos sea de asimilación lenta, lo más natural posible y rica en fibra y evita los azúcares simples.
9. Modera tu consumo de chicles: Los chicles sin azúcar y con xilitol ayudan a limpiar los dientes y a estimular la secreción de saliva; y si no te puedes cepillar los dientes después de comer, es recomendable masticar chicle para ayudar a limpiar las piezas dentales. Sin embargo, masticar chicle obliga a la mandíbula a realizar un trabajo extra en la musculatura, lo que deriva en sobrecargas en los músculos que intervienen en este proceso, dolor de cabeza e, incluso, contracturas en la zona cervical.
Los errores más comunes:
1. “Cepillarse los dientes fuerte y rápido”. El cepillado diario es la base para mantener una salud bucodental adecuada, pero existen demasiadas leyendas y poca educación en este sentido. El cepillado perfecto dura unos dos minutos y debe realizarse con movimientos rotatorios, tocando el diente y la encía. Es completamente desaconsejable cepillarse fuerte o rápido, ya que sólo conseguiremos perjudicar el esmalte y producir desgaste dental. Además, no hay que olvidar la utilización de seda dental y cepillos interdentales. Nunca se deben utilizar palillos.
2. “¿Para qué ir al dentista si no hay dolor?”. Uno de los errores más comunes es acudir al dentista sólo cuando existen molestias o dolores. La prevención es clave para evitar complicaciones derivadas de las patologías que existen en nuestra boca y encías. De esta manera, los tratamientos son más rápidos, más sencillos y más económicos.
3. “Es normal que las encías sangren un poco al cepillarse”. Esta afirmación es completamente falsa. El sangrado al cepillarse es un síntoma clave de gingivitis. Y cuanto antes se trate, mucho mejor para los dientes, encías y lesiones e inflamaciones derivadas.
4. “El café sólo mancha los dientes, con una limpieza o un blanqueamiento cada cierto tiempo es suficiente”. Sí, el café mancha los dientes, lo cual es un problema desde el punto de vista estético. Pero también perjudica la salud bucodental, ya que su pH ácido provoca sensibilidad dental y daña el esmalte. Además, la cafeína excita y aumenta el estrés, lo que deriva en bruxismo.
→ Alimentos saludables
1. Leche y productos lácteos. Son ricos en calcio y fósforo. Se recomienda consumirlos antes del cepillado. Aportan protección extra contra las caries.
2. Alimentos ricos en fibra, como cereales integrales, legumbres, fruta y verdura: requieren una masticación mayor y estimulan la producción de saliva, la neutralizadora de natural de los ácidos en la boca.
3. Té verde: Ayuda a preservar las encías de las bacterias. Por supuesto, hay que consumirlo sin azúcar. Y es una fuente natural de flúor, junto con el agua potable y algunas mineralizadas.
4. Vegetales. La mayoría son grandes aliados de nuestra boca, ya que contienen poco azúcar y son ricos en clorofila, que posee propiedades antisépticas y bactericidas. Uno de los más recomendables es el apio por sus propiedades mineralizantes.
5. Frutas deshidratadas. Como el higo, tomates secos, uvas pasas, dátiles o ciruelas. Son un aporte de calcio necesario para nuestros huesos y nuestros dientes.
6. Manzanas. Si después de comer no puedes cepillarte los dientes, comiendo una manzana arrastrarás restos de alimentos que puedan quedar en la boca y evitarás la formación de placa bacteriana. Mejor con piel y bien lavadas.
7. Kiwi. Por su aporte de vitamina C, que reforzará tu mucosa oral.
8. Pescado azul. Por su elevado contenido en Omega 3, que reduce la inflamación de las encías.
9. Nueces. Al igual que el pescado azul, es rico en Omega 3. Nuestras encías lo agradecerán. Y también aportan calcio para fortalecer nuestro esmalte. ¡Pero no las rompas con la boca!
10. Toma un yogur al día. Es rico en calcio, fósforo, vitaminas A, B y D, todo lo necesario para nuestro esmalte. Además contiene flora bacteriana probiótica, que potencia las defensas de nuestras encías.
Casos Prácticos:
1. Dolor en la zona cervical y en la musculatura trapezoidal. Si sufres por la mañana de fuertes dolores en el cuello, hombros, trapecio y parte superior de la espalda, deberías vigilar tus dientes, pueden deberse a una mala oclusión dental. El problema se agrava porque muy poca gente relaciona el dolor con la dentadura, y cuanto mayor tiempo pasa, más costoso es el tratamiento adecuado. La solución pasa por una férula de descarga personalizada a la medida de cada paciente. Además, se recomiendan una serie de ejercicios para reducir el estrés de la zona mandibular.
2. Aumento de lesiones musculares, recaídas y mayor tiempo de recuperación. Las bacterias que provocan las infecciones bucodentales pueden llegar a los músculos y articulaciones a través de la sangre, lo que conlleva pérdida de tono fibrilar y provoca mayor índice de desgarros en tejido muscular, dolores en las articulaciones y problemas en los tendones. La encía es uno de los tejidos más propensos a la acumulación de bacterias y microorganismos perjudiciales, así como más “permisivo” a la hora de tolerar su acceso a capilares y vasos sanguíneos. La solución está en realizarse un chequeo dental completo por parte de un dentista, que detectará los focos de infección que están provocando este aumento de las lesiones. Aunque no duela, puede haber una infección importante.
3. Roturas de piezas dentales, con desplazamiento y complicaciones derivadas. La práctica de deportes de contacto, independientemente de su agresividad, provoca numerosas roturas de piezas dentales por golpes fortuitos o choques. Utiliza protectores bucales personalizados por un profesional que se ajustan a la mordida real y son más cómodos para la respiración y el habla.
4. Infecciones e inflamaciones. Cuando salen las muelas del juicio comienzan los problemas para muchos pacientes, que dependen de la salud bucodental previa y del hueco del que dispongan estas muelas para salir. Por la posición en la que se encuentran, es común que apenas quede espacio. Además, el resto de dientes ya están asentados, por lo que encuentran mayores complicaciones para salir. La edad común de erupción de estas muelas se estima entre los 16 y 21 años. Precisamente a esta edad, cuando un deportista se encuentra en pleno desarrollo, las infecciones –muy comunes por acumulación de bacterias en la encía cuando se está abriendo– y las lesiones provocadas por ellas pueden impedir su correcto crecimiento deportivo.
5. Digestiones complicadas, dificultad para practicar deporte hasta varias horas tras la ingesta de comida. Viene provocado por no triturar adecuadamente los alientos, lo cual puede deberse a la falta de piezas dentales, al desgaste, a una oclusión incorrecta, o a unos hábitos inadecuados a la hora de masticar. Esto disminuye el aporte nutritivo de los alimentos. Asimismo, la digestión requiere de un mayor gasto de energía, por lo que la resistencia física es menor.
→ A mordiscos en las Olimpiadas
La salud bucodental y el rendimiento deportivo es tan importante para los deportistas que en los Juegos Olímpicos de Londres se realizó un estudio con más de 300 atletas participantes, de 25 deportes diferentes, que analizó el porcentaje de problemas dentales y como afectaban a los deportistas analizados.
* La autora de este artículo es Dra. Conchita Curull, delegada de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) en Tarragona y directora médica de la Clínica Curull, centro de referencia especializado en salud y estética dental con sede en Tarragona: http://www.clinicacurull.com
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