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Golpe, parada, golpe, parada, golpe, parada, golpe, parada… Hoy el ritmo de una clase típica de Karate es un poco así; entrenando al canto metrónomo del instructor. Entrenando por números, el Karate es ejercitado en una pulgada de su vida, y al hacerlo, se vuelve prácticamente inútil para su principal objetivo… la autodefensa. Defensa personal, y autodefensa, no son lo mismo.
La defensa personal es lo que te enseñan los tipos duros a cambio de dinero, y tú vuelves a casa pensando que ahora estás a salvo andando por la calle de noche. La autodefensa es mantenerse alejado de esos encuentros y continuar discretamente con tu entrenamiento. La defensa personal te dirá qué hacer si vives en un lugar donde es probable que te enfrentes a cuchillos, pistolas, o bandas de jóvenes listos para hacerte daño; la autodefensa te impulsará a mudarte a un vecindario mejor.
La promesa de la defensa personal te atraerá a entrar en tu club de Karate local, mientras que, la autodefensa te animará a seguir andando. La defensa personal te dirá que “necesitas” protegerte, la autodefensa dejará claro de qué y de quién. La diferencia entre los dos enfoques a la defensa puede parecer poco importante… hasta que te planteas esto… uno de los dos te aparta de tu dinero y no te garantiza nada a cambio; y el otro garantiza que estarás bien, y te permite conservar tu dinero.
Fuente:
“Witness for the Defence……..”
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]
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