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Los orígenes
Los registros más antiguos sobre la historia y la cronología japonesa se recogen en los dos grandes anales japoneses: el Kojiki o Furukotofumi (古事記) y el Nihonshoki (日本書紀), siglos VII-VIII.
De acuerdo con estos anales, la historia del Monte Fuji se remonta a la era Yayoi (300-250 a.C.). Se cuenta que la primera persona que llegó a la cima fue una deidad conocida como Konohanasakuya-hime (木花之開耶姫), hija del Dios de los volcanes y símbolo también de las flores de ciruelo. Esta diosa del shintoísmo pertenece a los santuarios Asama (浅間神社, Asama jinja, Sengen jinja). También se cuenta la leyenda de la subida al volcán a caballo del príncipe Shotoku (s. VI), figura legendaria en la historia japonesa, cuya existencia ha sido puesta en duda por diversos autores, y considerado el autor de la Constitución de los 17 puntos japonesa y promulgor de la unificación del país y la expansión del budismo.
Por otro lado, debido al incremento creciente de turistas japoneses y extranjeros que actualmente se lanzan a la aventura de alcanzar la cima del volcán más famoso del país, existe un creciente problema con los residuos dejados por los escaladores, problema que se ha visto seriamente agravado en los últimos años. La reciente inclusión del Monte Fuji en la lista de lugares naturales Patrimonio de la Humanidad elaborada por la UNESCO, pretende no únicamente afirmar su valor natural e histórico, sino también controlar el acceso de los turistas y frenar el problema de la contaminación.
El culto a la montaña sagrada: manifestaciones artísticas.
Históricamente, el monte Fuji ha sido siempre un lugar sagrado de culto a los dioses de la naturaleza (kamis) venerados en el sintoísmo, filosofía originaria del archipiélago.
Visible desde Tokio (antigua Edo), ha sido representada en numerosas manifestaciones artísticas, cómo las famosas pinturas de ukiyoe del artista Hokusai y haikus de Matsuo Basho. El volcán ha sido representado durante todas las estaciones, enfatizando la estrecha relación con la naturaleza que rige la filosofía japonesa. Además, destaca la representación de un Fuji de color rojo; color que toma en ocasiones cuando los primeros rayos solares pasan a través de las nubes o de la niebla. Se consideraba augurio de buena suerte observar la montaña cuando estaba iluminada de rojo por el primer sol de la mañana.
En la cultura actual, el Fuji es considerado un “lugar energético” (パワースポット), lugar de encuentro de energías espirituales positivas y obligada visita para todos los japoneses al menos una vez en la vida
Fuente original: Viajando por Japón , dirección web http://www.viajandoporjapon.com/sobre-japon/lugares/monte-fuji/historia/
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