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Ya no es posible ponerse delante de muchas de las personas a las que nos dirigimos en busca de inspiración en Karate; los fundadores de las diversas escuelas ya se han ido todos, han pasado a la historia. En muchos casos ya ni siquiera es posible conectar con alumnos de “primera generación”; personas que estaban allí al principio, cuando lo que estamos haciendo hoy estaba en su infancia. Pero de vez en cuando, si somos más afortunados que un ganador de lotería, obtenemos una oportunidad de hacer exactamente eso: pasar tiempo en compañía de alguien que aprendió y practicó suKarate en una época anterior a las afiliaciones internacionales y a que las personas de mentalidad deportiva tomaran elKarate del digno arte que era en Okinawa, y lo prostituyeran en nombre de un supuesto progreso.
Durante mi reciente viaje a Okinawa tuve la fortuna de encontrarme una vez más con Seikichi Kinjo Sensei. Junto con mis amigos, compartimos una magnífica noche de hospitalidad y apacible conversación con este hombre humilde y extremadamente generoso, y con enorme gratitud, aceptamos su invitación para entrenar con él la mañana siguiente. Durante la noche en su casa, sentados alrededor de la mesa de la cocina, y de nuevo al día siguiente en el Budokan de Okinawa donde mis amigos y yo nos encontramos con él para entrenar, la humildad de Kinjo Sensei brilló como un rayo de luz en la oscuridad. Fue, para mí, una experiencia ligeramente embriagadora, ya que mi trabajo para las revistas me pone en contacto con egos del tamaño de Tejas casi a diario. Cuando agarró mi brazo para corregir mi técnica, o tiró de mi hombro para estirar mi espalda, estuve a un toque de Chojun Miyagi.
Actualmente, revistas, libros, e Internet, están llenos de comentarios “expertos” sobre el Karate okinawense, gran parte de los cuales son expuestos por individuos que nunca han puesto un pie en la isla, y que fácilmente confunden la información que descubren en lo que otros escriben con la comprensión que llega como resultado de la experiencia personal y física, y erróneamente les dan el mismo valor. Bueno, puede que esto esté bien para las masas, para las ovejas a las que les gusta seguir detrás del carnero, balando a medida que avanzan. Pero, el entrenamiento de Karatenunca fue así…
Fuente:
“Everyone’s An Expert……”
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]
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