Un lugar para el karate deportivo, karate de dojo, arbitraje, entrenadores, atletas, historia, filosofía, técnicas , tradiciones y educación física .
¿ CÓMO SE PUEDE TRABAJAR EL KARATE EN SILLA DE RUEDAS?
Ser minusválido no significa haber perdido aptitudes, sino tener otras. Lo importante es aprovechar dichas capacidades y esto es válido sobre todo en los deportes y en especial en el Karate. Lo importante es lo que uno es capaz de hacer.
“Hacer deporte es un desafío para el individuo. Un desafío con el que pone en movimiento sus recursos físicos y psíquicos “en reposo” para así crear una ayuda al bienestar básico que resulta de un conocimiento a fondo del cuerpo y su control y una armonía entre la mente (fuerza de voluntad) y el cuerpo (la motricidad)”.“Björn Hedman”
Internacionalmente la difusión del deporte y su gran variedad se debe en gran medida a la voluntad que tiene el hombre de dominar su cuerpo y encontrar los límites de su propia capacidad. Es fácil compararlo con el estímulo que encuentra el niño en el crecimiento, en el movimiento, los juegos corporales y la alegría sobre sus logros.
Cada persona –minusválida o no- es única y debe por sí misma buscar los límites de su capacidad. Estos límites personales son difíciles de conocer con seguridad, utilizando bases médicas o el juicio de los demás. A menudo se dice que personas con una deficiencia similar deben tener el mismo nivel de funcionalidad. Pero los minusválidos se diferencian entre sí al igual que las demás personas: algunos son torpes, otros tienen movilidad y dominan su cuerpo, otros carecen de tolerancia en situaciones adversas, otros son tercos y otros, por el contrario, cooperan y se adaptan. A esto hay que añadir las lesiones o enfermedades originarias de los problemas motrices en los minusválidos, lo que significa que la optimización en sus capacidades de prestación pueden ser mayores que entre personas sin ese tipo de deficiencia.
Normalmente cuando comento entre los compañeros, la posibilidad de impartir clases de Karate en silla de ruedas, ocurre lo de siempre: estupefacción, dudan de cómo tratar a una persona en silla de ruedas. No se puede culpar a nadie de algo tan evidente como es el poco contacto que se tiene con este tipo de situaciones.
Antes de enfrentarnos a la responsabilidad de impartir la actividad de karate adaptado, nos debemos preguntar ¿qué es un minusválido?. Según la definición de Nacho Rodríguez Marquez en su libro “Tu puedes”,”En la práctica todo lo que hace un ser humano es recoger estímulos, captarlos para seguidamente comprender su significado, elaborar una respuesta adecuada y plasmarla mediante actos.
En la zona de lo captativo, se encuentran las funciones auditivas y visuales, las ideativas las fabrica la mente y es en las manifestaciones donde actúan directamente las funciones expresiva y motora, que permiten plasmar y exteriorizar lo anterior.
Cualquier alteración sufrida por cada una de ellas da origen a los diferentes tipos de minusvalías: sensoriales, mentales, expresivas y motoras.
Sin embargo, de forma mucho más esquemática podemos decir que minusválida es, oficialmente, aquella persona que tiene una disminución del 33% de su desarrollo normal”.
En nuestro caso, esa disminución será la que ve reducida el desarrollo motor.
Partiendo de esta premisa, debemos pensar que la clase de Karate a impartir es sin duda una clase normal de karate pero indudablemente limitada al tren superior, por lo que constara de su ceremonial, calentamiento, fase técnica “Kihón, katas..”, preparación física, elasticidad, relajación, etc. Hay que tener en cuenta que todo lo que hay que realizar debe de estar adaptado a esas limitaciones.
Como decía al principio, el objetivo como profesores es saber aprovechar las máximas capacidades del individuo.
Ciertamente el plantearnos dar clases de karate adaptado, es todo un reto. Como es lógico deberíamos estar medianamente preparados para afrontar este reto “aunque creo firmemente que aparte de la preparación técnica, sobre todo lo que hay que tener es un gran espíritu de decisión, pues de lo contrario jamás nos lanzaríamos a esta aventura.
Debemos completar nuestra preparación, conociendo las diferentes clasificaciones taxonómicas de las minusvalías, así como los grados de discapacidad y las posibilidades de realización de actividades físicas.
Tenemos que valorar la responsabilidad que supone el impartir clases de karate adaptado, pero pensar que el dar clases de karate infantil por ejemplo supone igualmente una gran responsabilidad, todos conocemos muchos casos de elementos “irresponsables e ineficaces”, que se ponen al frente de un puñado de niños sin pensar que para esto hay que estar suficientemente preparados.
Comprendo el “miedo” //entre comillas//, que a la mayoría le puede suponer el ponerse a dirigir un grupo de personas en silla de ruedas, ya que ese mismo “temor”, lo experimente yo hace unos años cuando me planteé el dar este tipo de clases, después de asistir a unos cursos con el Dr. Pablo Pereda… Temor a hacerlo mal, temor a no saber como reaccionar ante determinadas situaciones. Cuanto más me preparaba y estudiaba, más dudas se me presentaban. Pero a la larga siempre podía más mi deseo que la incertidumbre.
Hasta ahora he expuesto parte de los beneficios y objetivos de este sistema de karate. Pero como es lógico, os estaréis preguntando como se lleva a la práctica un sistema de karate donde no existe el Zenkutsu-dachi ni el Mae-geri, traducido “ni posiciones de pies ni patadas”.
Fernando Martín Millana CN-7ºDan
Para comentar debe estar registrado.
Lo mas importante de estas personas es su fuerza de voluntad que yo me quedo admirado porque no se rinden nunca. Un fuerte saludo a todas y a todos. OSS