Un lugar para el karate deportivo, karate de dojo, arbitraje, entrenadores, atletas, historia, filosofía, técnicas , tradiciones y educación física .
LAS KUNOICHI (くノ一) eran mujeres entrenadas en el espionaje y el asesinato. Podría considerárselas la contrapartida femenina de los ‘shinobi’ y, al igual que estos, su figura ha llegado hasta nosotros distorsionada por el mito y la cultura popular.
El cine y el manga tiende a retratarlas como personajes de acción muy similares a los «ninja», y si bien es cierto que hallazgos recientes apuntan a que las mujeres tuvieron un papel más activo en combate de lo que las antiguas crónicas sugieren, las pocas referencias antiguas a kunoichis, como el personaje de Chiyome Michozuki (a caballo entre la cultura popular y la veracidad histórica), o fragmentos del Bansenshukai (un documento aparecido en el XVII), indican que el rol de estas mujeres era sutilmente diferente al de los shinobi.
Recibían entrenamiento en artes marciales, pero también eran formadas como actrices, envenenadoras, se les enseñaba etiqueta y recibían una estricta educación religiosa. El objetivo era instruir agentes de campo versátiles, capaces de hacerse pasar por monjas «miko», cortesanas, prostitutas, músicas ambulantes o actrices de kabuki. Sus misiones podían consistir en recabar información, pasar mensajes a agentes infiltrados en otros territorios, explorar la orografía y defensas de un feudo enemigo antes del avance de los ejércitos o, incluso, granjearse el favor de hombres poderosos (llegando incluso al matrimonio) para obtener información privilegiada o, llegado el momento, asesinarlos.
«Lo primero que debes saber es que soy hija de una familia de campesinos de la provincia de Iga. No recuerdo el nombre que mis padres me dieron al nacer, ni tampoco me importa, forma parte de una vida que quedó muy atrás, sepultada por el tiempo. Debía tener ocho o nueve años cuando me vendieron a los hombres de las montañas: jinetes altos y silenciosos que bajaban con la bruma hasta las aldeas. Venían buscando a niñas que aún no hubieran sangrado por primera vez, que sobresalieran por su belleza y que no tuvieran marcas ni cicatrices.»
Fuente original y Fragmento de El Guerrero a la Sombra del Cerezo, novela publicada por Editorial Suma de Letras.
Impresionante el relato. OSS