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El Sensei “Lo sabe todo” (El tópico del “nacido antes”)
Además de ser una frase sacada totalmente de su contexto original, pudo ser totalmente cierta en sus orígenes pero, en la Sociedad 2.0, no es más que una verdad a medias.
Antiguamente, cuando la gente, la masa, el pueblo o la plebe (como se prefiera) era iletrada y analfabeta, solo podía aprender de la experiencia directa y en el estrecho marco social en que se desenvolvía. Un Sensei, o un anciano, por tener más experiencia, era más sabio (“más sabe el diablo por viejo que por diablo”) y, por tanto, el aprendizaje era más sencillo siguiendo sus consejos e instrucciones.
Pero el mundo ha cambiado y el Budo aún más. En primer lugar tenemos acceso a muchísimos puntos de vista sobre este o aquel concepto: desde Youtube hasta la Wikipedia, pasando por artículos y publicaciones técnicas, científicas, filosóficas y de calidad. Además de poder utilizar las redes sociales y foros para comprobar datos a través de otros eruditos o sensei de todo tipo, nacionalidad, etnia o religión.
Supongamos que el Sensei (o Shihan, o Soke) en cuestión quedó “anclado” en unos conocimientos ancestrales, basados en una única verdad (no confundir con Verdad Absoluta), sea la que sea. Antiguamente, no habría forma de contradecir esa verdad por falta de oportunidad para confrontarla con otros puntos de vista; hoy, sencillamente, eso no ocurre. Hoy se pueden consultar esa verdad y complementarla enriqueciéndola con otros matices y así construir un verdadero criterio personal. Algo que, sinceramente y a mi pesar, se echa mucho de menos en este mundo del Budo.
No hay un Arte Marcial
No hay un Karate, como no hay un Kendo o un Kyudo o cualquier otra variedad. Estos son únicamente términos genéricos para describir “una forma de hacer”.
Es un gran error caer en el viejo y manido tópico siguiente:
Karate = Golpes, Atemi
Judo = Proyecciones, Nage
Aikido = Fluidez, “Energía”
Jujutsu = Luxaciones
Esta definición solo puede ser calificada de reducción al absurdo. Algo ilógico, que no tiene el más mínimo sentido ni resiste el más mínimo análisis medianamente riguroso.
Veamos:
En la antguedad, todos los guerreros y soldados de todas las culturas aprendían y practicaban todo aquello que les sirviese para sobrevivir en el campo de batalla o en duelo singular o colectivo.
Esto que vemos normal en los ejércitos occidentales, no es otra cosa que aquello que, traducido al japonés, se llama Bujutsu, así, en genérico, que puede ser catalogado como “armado” y “desarmado” puesto que no siempre el guerrero llevaba un arma, bien por haber sido desarmado en la batalla o por tratarse de una pelea en el interior de un local público o casa…
Como todos los ejércitos, los soldados se especializan y unos prefieren o tienen más habilidad en el manejo del arco (Kyudo) otros en la lanza (Yari Jutsu) o la naginata (Naginata-Do)… Sin embargo hay dos especialides comunes (por decirlo de alguna manera) el sable, espada, katana (Kendo) y la lucha cuerpo a cuerpo).
De la lucha con katana surgieron tres especialidades con el paso del tiempo, la genérica llamada Batto Jutsu, que es el “arte de golpear, manejar la katana (en este caso To)”, que se disgregó en dos: con el sable desenvainado (Kendo, Ken Jutsu) y atacar al tiempo que se desenvaina (Iai).
Para la lucha cuerpo a cuerpo se utilizaron diferentes nombres y más tarde surgieron las especializaciones y subespecializaciones.
Como se suele decir en España “cada maestrillo tiene su librillo”, es decir, cada quien tiene su propia interpretación e ideas sobre como hacer eficaz la lucha y así nacieron los Ryu, estilos, formas de entenderlo, corrientes, escuelas… De modo que lo que “está bien y es dogma en el X-Ryu”, “es considerado un anatema en el Z-Ryu”, creo que se entiende lo que quiero decir: que no existen ni existieron jamás dogmas…
Cuando se mezcla guerra y religión…
Monjes-soldado y soldados o ejércitos que servían a una religión u otra… basta echar un vistazo a la Historia del Mundo para ver que han existido desde las primeras civilizaciones.
En el budo, desconozco la razón, tiende a creerse que va asociado a algún tipo de religión o filosofía oriental, lo cual es cierto, a medias. Equivale a decir que todos los ejércitos europeos eran cristianos puesto que el cristianismo fué o es la religión mayoritaria.
Si seguimos esa lógica, las artes marciales japonesas son shintoístas, ya que es la religión mayoritaria de esa nación.
Pero lo cierto es que, a diferencia de occidente, oriente es politeísta y coexisten diferentes religiones, en el caso de Japón, el budismo, taoísmo, confucionismo y shintoísmo además de sus diferentes variaciones y mezclas.
A ver si se entiende:
En occidente los monjes guerreros de la Orden de los Templarios, luchaban, tenían disciplina, armas y métodos de lucha diferentes a los de la Orden de la Cruz de Malta, por ejemplo y hubo otras órdenes monásticas que no tuvieron guerreros. Lo mismo se puede decir de los ejércitos protestantes que servían bajo tal o cual Señor, Barón, Conde… o los Clanes de Escocia contra los ejércitos ingleses…
Lo mismo ocurrió en Japón. E igual que no se puede deducir que todos los Cruzados fueron Templarios, no se puede inferir que todos los Samurai fuesen Zen.
La forma de budismo más extendida entre los samurai fué, precisamente, el Amidismo. El culto al Buda Amida (Amithaba en sánscrito) puesto que, según su doctrina, bastaba con invocarle en el momento de la muerte para conseguir sus favores. La invocación se hacía mediante el sencillo sutra “Namu Amida Butsu (piedad buda Amida)”
Sensei de todas formas, colores y tamaños
Desde mi punto de vista, el mayor logro de un sensei, su meta, su objetivo, es que el alumno supere al maestro, solo así se puede decir que el “arte” evoluciona. Sin embargo este postulado ni se acerca a la realidad.
Desde mi punto de vista, el objetivo de un estudiante de artes marciales es dominar aquello que practica. Sin embargo con “pasar el rato” y que le den el título de “Yalosabetodo” es suficiente. Importa más el color del cinturón que el conocimiento en sí mismo.
El Budo está contaminado por intereses puramente personalísimos que van desde el Ego puro y duro, bajo cuyas premisas se crean estilos y subestilos que avalen certificados y diplomas de tipo, hasta el crematístico negocio que, en su forma más sutil, se disfraza de asociación, escuela o estilo con un Shihan-Gurú-Iluminado que, un buen dia, descubrió las raices secretas de la Orden del Fénix y, desde entonces, todo lo demás no vale.
Atrás quedaron los tiempos en que los Sensei enviaban a sus alumnos a aprender de otros y otras escuelas para que tuviesen una formación integral. Mucho más atrás los que entendían qué era lo bueno y mejor para cada alumno… Hoy dia solo se trata de ser alguien y de que otro alguien lo certifique… y no se tiene empacho en, incluso, falsificar si es necesario esa certificación, o sencillamente, ni buscarla.
Porque… a fin de cuentas ¿Qué importa quien certifique qué si?
Autor: El cuervo (Karasu 烏) es Cayetano A. Sanchez.
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