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Del libro: Karate do para el especialista. Kodansha. Tokyo. 1970. Autor: Shigeru Egami.
Traducción del original japonés: Ako Sugiura
Redacción en castellano: Teresa Sáez. Xavier Mínguez. Eloy Izquierdo
Las metas del Karate do.
1.Ahora hablo de las metas, es decir, aprender la manera de conseguir las verdaderas amistades y conocer la armonía y el amor de verdad. Es evidente que debe de ser como la vida humana.
¿Cuántas personas podrán contestar claramente, en el acto, a la pregunta de cuál es la meta del Karate do? Los principiantes es posible que no puedan contestar, pero los que están en el nivel de elegir este camino como expertos deben pensar en ello profundamente.
Sería interminable si me pusiera a hablar de las utilidades actuales y de los efectos inmediatos del Karate do. Para los principiantes serán la salud, la belleza estética de todo el cuerpo, el arte de autodefensa, el adiestramiento de la mente y la formación del espíritu fundamental (Konjo) etc. Es incontable. Pero ¿Sería suficiente sólo con estas metas?
Watashitachi no aruku michi wa
El camino por el que andamos
shijou saikou eno michi
es el que va al supremo del mundo.
Ippo ippo fumishimete
Avanzamos paso a paso
Inochigake de aruku michi
por el camino que andamos con riesgo de la vida.
El Karate do puede ser no sólo el medio sino también el fin en sí mismo.
Nosotros, como expertos y guías ¿Cómo podemos enseñar a los jóvenes para que no se equivoquen de dirección en el camino? Quiero que piensen mucho sobre eso.
Desde los albores de la historia, muchísima gente llamada religiosa, moralista y grandes hombres sabios han expuesto el camino. A pesar de ello, en la actualidad se está muy lejos de la sociedad ideal. Han continuado los conflictos interminables hasta nuestros días. ¿Qué es el paraíso? ¿Qué es el cielo? ¿Cuándo nacerá en esta tierra el paraíso y realizará el cielo?
El Keiko, el adiestramiento de Karate do es el camino que va al supremo del mundo, y está por encima de los conflictos. De eso no cabe duda, porque las experiencias así lo demuestran.
(Finales de p. 32) Como si no supieran de las peleas sangrientas de este mundo, el universo y la gran naturaleza siguen siendo hoy igual que ayer, y lo seguirán siendo eternamente. El nacimiento y la muerte se repiten en este mundo fenomenal.
El Karate do contiene un tema muy importante: ¿Cómo vivir en esta vida tan efímera? Se puede decir que es Do (camino), o sea, Karate do, que puede unir la vida efímera y la vida eterna, y así es la vida de verdad.
No quiero decir que todos tengan que aprender Karate do, pero quiero que los que aprenden Karate do entiendan bien esto. Me gustaría enseñar a la gente que no pueda encontrar el sentido de la vida, a los que estén pasando la vida sin hacer nada, que hay un camino como este.
Buscando el origen del Karate do en Okinawa, China e India, nos encontramos con que el Karate no existía sólo como una técnica de lucha sino que era una de las formas de adiestramiento humano que servía para perfeccionar la cualidad humana, era una manera de descubrir la espiritualidad.
Se puede decir que la visión actual del mundo del Karate do, en este sentido, es algo que ya había degenerado y corrompido por completo. Por supuesto, yo mismo soy fuertemente consciente de una parte de la responsabilidad de este hecho. En mi juventud pensaba que todas las prácticas tenían que ser enfocadas hacia la lucha real, daba prioridad al Jiyu kumite (combate libre), golpeaba el makiwara pensando que había que tener puños más duros para dar golpes más fuertes y así, poco a poco, empecé a desviarme del Keiko original. El Jiyu kumite fue el origen de la «competición» actual, que empezó a celebrarse cuando yo era joven.
Sin embargo no entiendo por qué este movimiento y esta forma de pensar siguen siendo iguales pero en sentido contrario, después de tantos años. Está fuera de la cuestión si va a desarrollarse como un deporte total y con las competiciones, porque la competición tendrá el otro sentido, y será totalmente diferente. Por lo menos, si queremos que el Karate do se desarrolle como el verdadero Karate do que nos mostró el maestro Funakoshi, es decir, como un desarrollo del camino, tenemos que reflexionar ahora.
El camino hacia la verdad, el camino hacia lo supremo. Si el Karate do es este camino, o queremos que así sea, tenemos que volver al punto de origen recordando la enseñanza del maestro Funakoshi.
En el Karate do entendido como Budo (El camino del caballero -guerrero- japonés) y Heiho (La ley de la paz) no tiene cabida la competición. Cuando uno tiene como meta ganar en la competición se aleja mucho del Budo y del Heiho, está siguiendo el Chikusyo-do (el camino de mierda*), y para eso no hace falta hacer Keiko (entrenamiento). Si no conocemos realmente la razón por la cual el maestro Funakoshi declaró que «En Karate do, no hay competición», no se puede entender «El Karate do» como Do (camino).
Los débiles quieren ser fuertes. Es natural. Y los fuertes quieren ser aún más fuertes. Eso también es natural. Aunque lo intentemos con todas nuestras fuerzas, no sabremos hasta donde tenemos que llegar, dónde está nuestro límite. Si te presentas a una competición y consigues ser campeón de Japón, se tratará de algo temporal, porque el próximo campeón será otro. Estar contento por conseguir ese nombre falso y temporal, no está mal, porque eso es el mundo de la competición. Sin embargo, el sentido del «Karate do» como Do (camino) debe ser diferente. El camino es profundo e infinito. No es nada fácil de encontrar el límite.
Seguimos pensando en el límite de la fuerza física, y si esto es advertido empezamos a pensar en el límite de los humanos. Y después, empezamos a desear alcanzarlo. Eso también será el curso natural de las cosas. (p.34)
Después de esto, empiezas a pensar que el mundo de la competición es una cosa absurda y vana. Llegas a tener esa idea cuando haces Keiko (entrenamiento) seriamente, y piensas seriamente en esto. Y después empiezas a creer que hay otras cosas mucho más importantes que esto. Eso también es natural.
No importa que seas mediocre, joven o viejo, hombre o mujer, «El camino está cerca» si tienes ganas. Puedes entrar en el mundo del Do (camino) cuando lo desees.
Al menos, a la hora del Keiko (entrenamiento), hazlo con toda la fuerza, sin pensar en las chicas y alejándote de la mente verde. Eso te permite avanzar en el camino hacia lo supremo. Haz Keiko (entrenamiento) con mucho entusiasmo, poniendo toda tu alma en cada movimiento de las manos o de las piernas. Entonces, nacerá el Waza (arte, técnica) y la figura será una maravilla.
Hitori hitori ga chiisana hikari to naru
Cada uno se convierte en una pequeña luz
Ju-nin hyaku-nin to atsumaru
Se reunen diez, y cien personas
Soshite ookina hikari to naru
Y se convierten en una gran luz
Sugarashii sekai no jitsugen.
La realización del mundo maravilloso.
Sección 2ª. La manera de hacer Keiko
(pág. 35)
(pág. 36)
Hay varios Junbiundo, como el Juunantaiso (que son ejercicios para tener cada parte del cuerpo flexible), el usagi-tobi (salto del conejo), el moro-geri (varios tipos de patadas) etc. Pero el objeto de todos estos ejercicios es dejar flexible cada parte del cuerpo, que se ha puesto duro, para el comienzo del Keiko.
El cuerpo y el corazón (la mente), por naturaleza, son una cosa unida. Así que si haces flexible el cuerpo, el corazón también se hace flexible, es decir, que si haces flexible el corazón el cuerpo también se hace flexible.
Hay que intentar tener el cuerpo y el corazón tan flexible como lo tiene un bebé. Debes intentar no tener ninguna tensión en el cuerpo al practicar todos los ejercicios. Solo hace falta la fuerza mínima para moverte, y eso te permite conseguirlo de manera natural.
Capítulo 2. Kihon básico.
(p. 37)
Un estudio sobre el tsuki de Karate.
33. Yo, durante mucho tiempo, he dudado sobre la eficacia real del tsuki de Karate. He hecho de todo: Ita-wari (rompimientos de tablas), Kawara-aari (rompimientos de tejas), Renga-wari (rompimientos de ladrillos), etc. Pero no podemos saber qué grado de efecto puede causar este tipo de golpe en el cuerpo humano, aunque nos permite romper tablas y ladrillos. Por experiencia propia, sé que el cuerpo humano es más robusto de lo que se cree, tiene características diferentes a la tabla y a la teja, y además posee un enigmático kokoro (corazón).
Tampoco se atrevieron a comprobarlo con su propio cuerpo y, naturalmente, no pudieron hacerlo con el cuerpo de otro. Creo que había algunos que lo habían comprobado con el cuerpo de otro, pero había sido poco eficaz o, al menos, no resultó mortal. Eso no ha sido anunciado al público, porque se sentía vergüenza de no haber podido hacerlo con eficacia.
Tenían que haberlo hecho en el momento preciso, para dar un tsuki eficaz. Y además tenía que ser muy rápido. Al desafiar la muerte, rara vez resultaron muy eficaces, eran puñetazos que no tuvieron nada que ver con el golpe de «Ikkenhissatsu». En ese caso, se les ocurrieron diferentes formas y movimientos normales, es decir, los de Keiko. Se puede notar que se dan diferentes tsuki en cada momento del kihon, la kata y el kumite. Es pura suerte dar un tsuki eficaz. Hasta hoy he dejado que me dieran unos diez mil puñetazos (tsuki) en el hara (vientre), sobre todo en el mizoochi (el epigastrio, uno de los puntos vitales), y en esta experiencia baso mis afirmaciones.
Para acabar con esa inquietud hice varios esfuerzos y estudios, y llegué a la conclusión de que «el Karate es un arte (waza) de concentración». Ante todo, empecé a concentrar materialmente toda la fuerza en un punto, pensé que tenía que concentrar materialmente toda la fuerza en un punto del oponente a la hora de realizar un tsuki o uke. Así pues, intenté conseguirlo.
A medida que continuaba el Keiko, inevitablemente empecé a darme cuenta de que esta «concentración» no era simplemente material, sino que en ella adquiría una mayor importancia el estado del «kokoro» (mente).
(p.38)
Me quedé atónito. ¡Que cosa! ¿Por qué? ¿Cuál era la diferencia? A partir de aquí, empecé a volver a perseguir cómo era el verdadero tsuki eficaz y cómo se podía conseguir.
Mientras examinaba, me di cuenta de mi error. Hasta entonces había pensado que el Keiko de «karate» consistía en agarrotar tu cuerpo lo máximo posible, y que eso significaba ser fuerte. Pero de esta manera sólo consigues agarrotar todo el cuerpo y agarrotar tu cuerpo significa parar movimientos. Ahí encontré el defecto e intentaba corregirlo, persiguiendo un cuerpo flexible. Cambié mi finalidad en favor de conseguir una figura y una forma natural, y decidí volver a estudiarlo.
Puedo decir que rompí con todos los esquemas que había seguido hasta el momento, es decir, cambiando mi punto de vista intentaba dar un tsuki realmente natural, como si fuera un profano que tuviera docilidad. Al comprobarlo me daba cuenta de que tenía un gran efecto.
Se puede decir que el Keiko, hasta aquel momento había sido una práctica que consistía en agarrotar, en fijar el cuerpo innaturalmente, en convertirse en un resto mortal. Creo que entendí el significado de la frase «Shizen ni sakarawazu» («Nunca vayas en contra de la naturaleza») que nos enseñaba siempre el maestro Funakoshi.
Recuerdo el tsuki del maestro Funakoshi, él lo daba como si tal cosa. Y el maestro Shimoda (que estaba bajo la dirección del maestro Funakoshi, que fue llamado «cedro solitario» y que murió siendo joven) lo daba con indiferencia. Yo no podía parar a ninguno de los dos, a pesar de que lo intentaba con todas mis fuerzas.
También me acuerdo del formidable «Furitsuki» (péndulo) de Wakasensei (maestro joven), Gigo Funakoshi, tercer hijo del maestro Funakoshi y el que hubiese debido ser el sucesor, pero que también falleció joven.
Si el tsuki no es eficaz de verdad, no hace falta ni pararlo, ni recibirlo seriamente, ni hace falta realizar ninguna waza (técnica). El Keiko de verdad empieza por el verdadero tsuki eficaz, así lo recibes seriamente, lo manejas, y de eso nace la waza. Allí encontré el origen del verdadero Keiko.
El tsuki tiene que tener necesariamente efecto. Es necesario llegar a conocer de verdad qué tsuki tiene efecto y cómo puedes conseguirlo a través de las experiencias del Keiko. … Si el tsuki choca con algo, debe necesariamente de atravesarlo. Si la fuerza vuelve hacia ti, significa que tu tsuki no es nada eficaz. Concentrando tu fuerza en un punto determinado, el tsuki se convertirá en «Itchigeki hissatsu» (golpe de la muerte). …
El tsuki que nace de nosotros de una manera natural es el que debemos aprender y dominar. El tsuki más despreciable es el tsuki artificial, es decir, el que aprovecha un momento de descuido del oponente, el llamado «Kinchaku giri no tsuki» («tsuki de rateros»). Hay que dominar el arte del tsuki natural.
Fuente original:Karate do Shotokai Universitat de València