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En el Karate de Japón, y en mucha menor medida en el de Okinawa, existe un sistema de aprendizaje conocido como la relación senpai-kohai. Los avanzados (senpai) aceptan responsabilidad por los kohai (menos experimentados) en el dojo, y al hacerlo se esfuerzan por animarles a desarrollar el tipo de espíritu necesario para aguantar la instrucción, y continuar cuando el entrenamiento se vuelve difícil. En esta relación, el kohai, a su vez, se esfuerza al máximo dentro de su nivel para estar a la altura de las expectativas de sus senpai, y hace todo lo posible para tener en cuenta el comportamiento de sus senpai. No sorprende que sea un sistema abierto al abuso, pero cuando funciona bien tiene mucho mérito, y un valor incalculable cuando se trata de aprender los valores más sutiles del Karate. Y lo que es más, es precisamente porque conceptos como el que se discute aquí forman parte del aprendizaje del Karate que los niños y las personas de disposición perezosa están naturalmente excluidos del Karate más allá del nivel más superficial.
Ser considerado senpai no es sólo el reflejo de ser superior a otros en grado, sino que destaca a las personas por su ejemplo como prueba de que el entrenamiento que soportan los menos avanzados, en ocasiones tortuoso, puede superarse. Pues llegará un momento, para aquellos que no abandonen, en el que la intensidad de la práctica de Karate disminuye, y el entrenamiento asume un papel más natural en la vida. Aunque el senpai es diferente al sensei, el sistema, en lo que respecta al kohai, funciona de la misma manera. Los kohai se comportan con agradecimiento por la ayuda que reciben de sus senpai tanto dentro como fuera del dojo. Dentro del dojo, los senpai son exigentes para llevar al kohai más allá de su nivel actual, y fuera del dojo a menudo utilizan sus contactos para presentar al kohai a alguien que le pueda ayudar en sus estudios o carrera. Les introducen a métodos de comportamiento, y les educan en asuntos de conducta a la manera, a menudo estilizada y rígidamente formal, en la que los japoneses interactúan entre ellos fuera de la privacidad de sus casas. Todas esas cosas pueden resultar muy valiosas en el futuro del kohai.
Fuente: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]
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