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En las redes sociales existe una frase viral: “Karate, mi estilo de vida”
Aparte de lo cool que suena, se pone en duda su veracidad dado que, para empezar… ¿Cuál es el “estilo de vida” que promulga el Karate o Karate-Do?.
¿Cuál es el estilo de vida que define al Karate y por el que alguien puede definirse como Karateka?
A primera vista es una incoherencia de base: la imagen del Samurai como mito y figura a emular, teniendo el Bushido como referencia de virtud.
El Karate-Do proviene del archipiélago Ryu-Kyu, con su linaje de reyes independientes y, más tarde, tributario de la corte china y, aún más tarde sometido y sojuzgado por el clan Satsuma. Por tanto, tradicionalmente, no tiene nada que ver con la cultura japonesa y, mucho menos con los soldados samurai. Ellos tenían su propia clase militar: Pechin.
Por otro lado, aunque se puedan extrapolar a nuestros tiempos valores como Justicia, Valor, Humildad, etc… no casan muy bien con el uso (muchas veces) sectario de las modernas escuelas, asociaciones y federaciones, dojos y gimnasios, maestros y profesores de Karate, entre otras cosas porque estos valores son interpretativos, depende de la época, circunstancias culturales e ideológicas de cada individuo.
Además el Karate-Do, en sí mismo, es un arte de lucha, de combate, como tal es solo una herramienta y el uso que se haga del mismo es responsabilidad de quienes lo practican. (“Un cuchillo sirve para cortar pan o para quitar una vida”).
Si se siguen las máximas de los padres del Karate moderno, encontramos cosas como el respeto y el no usarlo si no es para la defensa del débil, ni siquiera como autodefensa (Gichin Funakoshi dixit) o, en palabras de Nakayama “para la superación de cualquier obstáculo material o inmaterial”. Sin embargo, las redes sociales están llenas de frases, comentarios, etc… que instan a todo lo contrario: “Mi estilo es el mejor”, “Soy el Gran Maestro”, “Mis alumnos son campeones”… etc. No se encuentra fácilmente un comentario una historia en la que ese “modo de vida” haya ayudado a alguien a superar algún tipo de obstáculo: la pérdida de un ser querido, una entrevista de trabajo, una situación problemática, un enfrentamiento doméstico… en fin, la lista es interminable. Incluso se encuentran chanzas, bromas y críticas a que libros como “El Arte de la Guerra” o “El Libro de los Cinco Anillos”, sean utilizados por ejecutivos de grandes empresas. Algo de lo más incoherente, puesto que hablamos de libros de estrategia.
El Budo se utiliza de manera un tanto patológica. Sirve para esconder multitud de deficiencias detrás de un cinturón negro o una cortina de títulos. Me explico:
La primera pregunta es: ¿Quienes somos? Somos personas normales, que practicamos Budo como otros practican ajedrez, ciclismo, jogging o sillón-ball. Lo importante no es lo que se practica en los ratos de ocio, ni siquiera profesionalmente, somos algo más, nuestra personalidad viene definida por nuestra cultura y filosofía de vida. Muchos de los que se llaman a sí mismos “Grandes Maestros”, escriben con faltas de ortografía, sus habilidades sociales son escasas y su nivel cultural e intelectual mediocre, pero eso sí: Exhiben sus títulos como si eso les diese “patente de corso”. Lo que traducido significa que el título de X Dan en Budo compensa el complejo o sentimiento de inferioridad causado por el bajo nivel cultural.
“Soy un guerrero”, suele afirmarse, lo cual me parece bien, pero… ¿Dónde está el campo de batalla? ¿Cuál es la guerra? Una “guerra interior” tiene muchísimas variantes, desde resolver las propias contradicciones que todos tenemos, hasta superar las vicisitudes que la vida nos plantea las cuales son innumerables y forman parte de cada individuo.
¿Qué es lo que se pretende? o ¿Hacia dónde vamos? La respuesta es que caminamos hacia el futuro por lo que cada acción y decisión que se toma tendrá unas consecuencias, el valor implica asumir esas consecuencias y la honestidad ser consciente de la acción y decisión que se toma. Por tanto, la respuesta correcta sería que se pretende “Ser y formar mejores personas” más fuertes moralmente y mejor formadas intelectualmente, además de técnica y físicamente (mens sana in corpore sano). Sin embargo el término “mejor” es interpretativo, deberíamos evitar debates estériles sobre Bien y Mal ya que dependen de la óptica cultural, ideológica y religiosa, para centrarnos en qué es “Un mejor Ser Humano”, un valor universal.
El concepto de Maestro, como sinónimo de “poder” o “ser superior” está pasado de moda, el moderno concepto de Maestro debe ser “ejemplo”, “guía” y no “líder” o similar. En nuestro siglo se debería fomentar la libre experimentación como forma y método de enseñanza de forma que cada quien pueda ir formando su propia identidad y opinión en lugar de inculcar la obediencia ciega.
Autor: El cuervo (Karasu 烏) es Cayetano A. Sanchez
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